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DEPRESI

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Title: DEPRESI


1
DEPRESIÓNModelos Conductuales.
  • Por Jaime Ernesto
  • Vargas-Mendoza
  • Asociación Oaxaqueña de Psicología A.C.
  • 2009

2
Los recientes avances en el tratamiento
conductual de la depresión y la creciente
insatisfacción ante las intervenciones médicas y
cognitivas, han provocado un renovado interés en
los tratamientos derivados del análisis
conductual. Al revisar los modelos conductuales
para la depresión, de reciente surgimiento,
notamos como estos enfatizan diversos factores.
Primero, los modelos iniciales incorporan el
planteamiento de Skinner (1953 1974) de que
sentimientos como la depresión son subproductos
respondientes, fruto de las interacciones
conducta-ambiente. Por
ejemplo, el no poder conciliar el sueño (que
sería un reforzador para el insomne), podría
producirle síntomas depresivos. Los modelos
subsecuentes se centran en los aspectos
directamente funcionales de la depresión.
3
En particular, estos modelos consideran a la
depresión como una consecuencia de la falta de
reforzamiento, ya sea en términos de una baja
densidad de reforzamiento positivo (Ferster,
1973) o de tasas bajas de reforzamiento positivo
contingente a las respuestas (Hoberson
Lewinsohn, 1974, 1975). También se ha
conceptualizado la depresión en términos del
control aversivo (Ferster, 1973 Grosscup
Lewinshon, 1980) o en términos de pérdida de
contingencias debido al castigo (Selgman, 1975).
En estos modelos, los déficits conductuales son
producto de la privación de reforzamiento o del
castigo, a la conducta emocional se le considera
como respondiente y otros comportamientos
adicionales, como los pensamientos y los
sentimientos, se les describe como conductas
adjuntivas (inducidas por programa).
4
Modelos propuestos más tarde, ven a la depresión
como un fenómeno operante y como tal, la conducta
depresiva es afectada directamente y
mantenida por reforzamiento positivo o negativo
(Hops, Sherman Biglan, 1990). En seguida
revisaremos la teoría y la investigación sobre
conducta gobernada por reglas, que se ha
utilizado como modelo para la depresión, ya sea
como deficiencias en conducta gobernada por
reglas (Kanfer, 1970, 1971 Rehm, 1977, 1988) o
como conducta gobernada por reglas excesiva
(Hayes, Strosahl Wilson, 1999). Finalmente,
exploraremos la posibilidad de mejorar la
depresión, desde cada uno de estos factores.
5
El Modelo de Privación de Reforzamiento.
La simple idea de que la falta o reducción del
reforzamiento positivo produce depresión ha
servido como fundamento para la mayoría de las
teorías conductuales sobre este fenómeno. Estas
teorías han interpretado la depresión
literalmente, enfatizando la reducción en la
frecuencia total del comportamiento y en su
variabilidad. De acuerdo con el pensamiento de
Skinner (1974), tanto Ferster (1973) como
Lewinsohn (1974, 1975) consideran que la
depresión es función de tal privación de
reforzamiento.
6
PERDIDA DE REFORZAMIENTO. El modelo de privación
del reforzamiento para la depresión propone que
la reducción en las tasas de reforzamiento
producirá una reducción en las tasas de
respuesta. Esto es ciertamente el caso cuando los
reforzadores se pierden por completo. Tasas muy
bajas o comportamiento totalmente extinguido
puede ser el resultado de la falta o perdida del
reforzamiento. Probablemente el ejemplo más
común, es la muerte o el divorcio de la esposa,
aunque los ejemplos también pueden incluir la
perdida del trabajo, la reubicación en un
ambiente nuevo, o la perdida de actividad
cognitiva o física, debida al envejecimiento o a
la enfermedad. No obstante, muchos individuos
deprimidos no reportan que una perdida tal haya
precipitado su depresión en lugar de ello, la
acumulación de pequeños y diversos estresores, en
el tiempo, resulta un buen predictor de depresión
en una gran cantidad de individuos (Coyne,
Schaefer Lazarus, 1981 Paykel, 1982).
7
Muchas veces no hay una perdida total de
reforzadores. Mas bien, las tasas de
reforzamiento se reducen, pero no al punto de la
extinción. Es bien sabido que esta
situaciones producen conducta resistente a la
extinción (Ferster Skinner, 1957). Esto podría
cuestionar al modelo de privación del
reforzamiento. Pero la conducta resistente a la
extinción resulta de decrementar las tasas de
reforzamiento en los programas de intervalo
variable y no en los programas de razón variable.
De hecho, conforme disminuye la probabilidad de
reforzamiento en un programa de razón, se alcanza
una tasa máxima de respuestas, luego de la cual,
se observan disrrupciones que suspenden la
respuesta y que no son pausas post-reforzamiento.
Esto sucede sobretodo si el requisito de razón se
incrementa súbitamente. Esta clase de suspensión
en la conducta es semejante a la que caracteriza
a la extinción y si el requisito de razón se
aumenta mucho o el incremento se da muy rápido,
para todo propósito práctico, el resultado es el
mismo, se suspende la respuesta (Stafford
Branch,1998).
8
EROSIÓN DEL REFORZAMIENTO. La erosión del
reforzamiento es un término acuñado por quienes
desarrollaron la Terapia Marital Conductual
(Jacobson Margolin, 1979), para referirse a
procesos tales como la saciedad y la habituación,
los que hacen que estímulos previamente
reforzantes, con el tiempo pierdan su capacidad
reforzante. Además de la saciedad y la
habituación, también pueden jugar algún papel
otros factores como la edad y la historia
personal. Por ejemplo, las bromas de un amigo,
tan simpáticas cuando se conocieron, empiezan a
sonar aburridas después de oírlas tantas veces.
Igualmente, el atractivo sexual desaparece con la
familiaridad y la vida sexual de la pareja se
vuelve aburrida y rutinaria, conforme pasa el
tiempo. En estas situaciones, aunque están
presentes los eventos que una vez fueron
reforzantes,, han cambiado sus propiedades
reforzantes y el reforzamiento efectivamente se
ha perdido.
9
DÉFICIT DE HABILIDADES. El papel de los déficits
en habilidades sociales sobre la depresión se han
investigado durante muchos años por
investigadores conductuales y no conductuales.
El punto de vista original era que un individuo
debería tener en su repertorio las habilidades
necesarias para obtener reforzamiento social si
estas habilidades eran deficientes, las tasas de
reforzamiento social serían reducidas y surgiría
la depresión (Lewinsohn, 1974, 1975).
Desafortunadamente, mucha de la investigación que
sustenta este modelo se basa en correlaciones y
solo muestra que los individuos deprimidos
también ostentan deficiencias en habilidades
sociales (Youngren Lewinsohn, 1980). De hecho,
algunos investigadores han encontrado que los
déficits en habilidades sociales son
consecuencias y no causas, de la depresión (Cole
Milstead, 1989). Por otro lado, también se ha
visto que pueden ser precipitantes y
consecuencias de la depresión (Barnett Gotlib,
1988). Este modelo es demasiado simple para
proporcionar una explicación completa de la
depresión.
10
Una visión más amplia de las habilidades proviene
de la literatura sobre habilidades de
enfrentamiento o confrontación (Lazarus
Folkman, 1984). En este enfoque, el individuo
debe tener en su repertorio las habilidades
necesarias no solo para obtener reforzamiento
social, sino para lograr exitosamente cualquier
ajuste requerido ante los estresores y los
eventos adversos de la vida. El beneficio del
modelo de habilidades de confrontación para la
depresión está en que permite identificar
variables ideográficas históricas y
situacionales, que puedan resultar en que un
individuo en particular le falte el repertorio
conductual para obtener el reforzamiento
necesario en una situación particular.
Así, las deficiencias en habilidades sociales
pueden ser relevantes para algunos, pero no para
todos los individuos deprimidos. Además de las
habilidades sociales, las habilidades activas
para resolver problemas (Nezu, 2004 DZurilla
Goldfried, 1971) y las habilidades para regular
las emociones (Linehan, 1993), se han considerado
como importantes habilidades de afrontamiento,
relevantes para la depresión.
11
CONDUCTA ADJUNTIVA. La privación de
reforzamiento fácilmente da cuenta de las pausas
en la conducta y de otros déficits conductuales
mostrados por las personas deprimidas,
especialmente si los reforzadores perdidos o
reducidos eran reforzadores generalizados. Pero
esta teoría no explica directamente otros
incrementos en la conducta que también se
observan, especialmente en la conducta
emocional. Estos comportamientos adicionales
frecuentemente se han conceptualizado como
adjuntivos.
12
Conforme las tasas de reforzamiento se reducen,
se debilita el control de la conducta
no-depresiva por parte de estímulos controladores
previos y, comportamientos depresivos como el
pensamiento negativo y el sentirse deprimido se
incrementan adjuntívamente. Por ejemplo, Ferster
(1973) señalaba que una perdida de reforzamiento
podía resultar en mutismo e inactividad, que
eran aversivos. Comportamientos depresivos tales
como quejarse, hacer anotaciones, pasearse
caminando de ida y vuelta, así como el discurso
compulsivo, pueden ser evocados, funcionando para
encubrir (equilibrar) estas condiciones
aversivas. Así pues, conforme la disponibilidad
de reforzamiento positivo disminuye, los
reforzadores negativos asumen el control. Si
tienen suficiente fuerza, las contingencias
adjuntivas pueden prevalecer por encima de las
contingencias iniciales y hacer a la conducta
adjuntiva prepotente aún durante momentos
previamente controlados por el programa primario.
En tal caso, la persona puede volverse
crónicamente deprimida.
13
Demasiado Castigo.
Skinner debe haber considerado la ubicuidad de la
depresión cuando enfatizaba la necesidad de
contar con una estructura social que promoviera
el control positivo en lugar de un control
aversivo (Skinner, 1986). De la misma manera,
Ferster (1973) enfatizó el papel que juegan las
conductas de escape y evitación en la
depresión. Tradicionalmente, el punto de vista
conductual considera que la depresión está
vinculada con el reforzamiento positivo, en tanto
que la ansiedad con el reforzamiento negativo, al
tiempo que el fenómeno del castigo ha recibido
menos atención. Esta distinción entre la
depresión y la ansiedad resulta simplista, ya que
lo que se ve con más frecuencia es la
co-morbilidad de las dos entidades (Barlow,
2002). Al grado que Barlow, Allen Choate (2004)
han propuesto combinar las dos categorías de
depresión y ansiedad en una más grande.
14
Investigadores no-conductistas claramente
establecen vínculos entre las experiencias
aversivas y la depresión, aunque todavía queda
por clarificar los roles específicos del
reforzamiento negativo vs. el castigo. Por
ejemplo, es bien sabido que las experiencias
estresantes de la vida producen depresión en los
adultos (Kessler, 1997). Adicionalmente, diversas
líneas de investigación sugieren que el riesgo de
depresión es función de la densidad de
reforzamiento negativo y castigo, en los niños y
en los adolescentes. Los niños que muestran
dificultades académicas frecuentemente
experimentan tasas altas de conducta depresiva
(Cole, 1990). Además, los adolescentes en
ambientes menos tolerantes y más aversivos,
experimentan altas tasas de conducta depresiva
(Sheeber Sorensen, 1998). Niños y adolescentes
deprimidos, así como sus padres, describen sus
contextos familiares como más hostiles de lo que
lo hacen muestras de familias no clínicas (Hops
et al., 1990) y los niños frecuentemente reportan
tristeza como respuesta al conflicto entre sus
padres (Cummings, Inonotti Zahn-Waxler, 1985).
15
Ausencia de Comportamiento Operante Efectivo.
Si interpretamos literalmente la palabra
depresión, como si la conducta estuviera
presionada hacia abajo o reducida, se vería más
clara la relación entre el castigo y la
depresión, ya que por definición, el castigo
reduce la conducta. El castigo generalizado
debería ser de particular importancia y es común
que los pacientes con depresión crónica reporten
historias infantiles de castigo prolongado e
inescapable.
16
Los experimentos con humanos han mostrado que la
ausencia de conducta operante efectiva, con el
tiempo conduce a la extinción de clases completas
de comportamiento operante. Por ejemplo, Klein y
Seligman (1976) encontraron que los participantes
inicialmente expuestos a un ruido inescapable,
posteriormente fueron muy lentos para escapar del
ruido, cuando ahora ya era posible (desamparo
aprendido). Similarmente, Hiroto y Seligman
(1975) mostraron que los participantes
inicialmente sometidos a shocks inescapables,
fallaban en emitir las operantes de escape cuando
ya se podía escapar del shock. Finalmente, Roth
y Kubal (1975) vieron que los participantes a
quienes se les habían presentado problemas
irresolubles, posteriormente fallaban en resolver
problemas con soluciones fáciles.
17
Conducta Depresiva Reforzada Positivamente.
El refuerzo positivo de la conducta depresiva es
central para diversos modelos no-conductuales de
la depresión (por ejemplo, la concepto
psicoanalítico de ganancias secundarias, Shmagin
Pearlmutter, 1977 Fenichel, 1945). Aún si uno
ve a la conducta depresiva como un subproducto
adjuntivo del castigo, los comportamientos de
malestar, como el quejarse y otras expresiones de
preocupación, pueden ser vistas como una clase de
conductas históricamente reforzadas por la
comunidad verbal-social. Por ejemplo, quejarse,
frecuentemente hace que se proporcionen
(al que se queja) explicaciones de los
principales síntomas de la depresión. A su vez,
ofrecer explicaciones es otro comportamiento
altamente reforzado por la comunidad
verbal-social (Hayes Hayes, 1989 Baum, 1994).
18
Conducta Depresiva Reforzada Negativamente.
Como mencionamos previamente, Ferster (1973)
argumenta que diversas conductas depresivas
sirven a la función de evitar y escapar. Por
ejemplo, ciertas formas de retraimiento, como
evitar el contacto con la comunidad social o
el dormir excesivamente, ayudan a evitar la
exposición a la estimulación del ambiente que
produce pensamientos y sentimientos
aversivos, lo que mantiene a la conducta
depresiva y reduce el contacto con reforzadores
potenciales (Martell, Addis Jacobson, 2001).
Otras conductas depresivas, como el quejarse,
caminar de un lado para otro o llorar, pueden
funcionar como una menara de evitar condiciones
aversivas, tales como el silencio, la inactividad
u otras conductas productoras de ansiedad.
19
Existe alguna evidencia que sustenta la idea de
que el reforzamiento negativo mantiene la
conducta depresiva. Por ejemplo, en un ambiente
de laboratorio, al estar examinando la respuesta
condicional, Biglan y sus colaboradores (1985)
encontraron que las verbalizaciones depresivas
disminuían la probabilidad de que esposos y niños
fueran agredidos. Hops y colaboradores (1987),
mostraron que las madres deprimidas emitían
afecto disfórico, lo que suprimía la hostilidad
del esposo, y esto sucedía con más
frecuencia de la que mostraban madres no
depresivas.
20
El papel de la Conducta Gobernada por Reglas en
la Depresión.
Skinner (1953, 1957, 1966, 1974) se refirió a
las reglas como estímulos discriminativos
(tactos) que especifian contingencias
conducta-consecuencia y que funcionan como
antecedentes para la conducta operante. La
habilidad de los organismos para generar reglas
se aprende mediante una historia de reforzamiento
social por seguir las reglas. Las reglas pueden
disminuir el tiempo que se necesita para
esclarecer las contingencias, en comparación con
las experiencias directas basadas en el ensayo y
el error (Skinner, 1974). Así pues, es mediante
las reglas que ocurre la extensión temporal, del
presenta al futuro (Skinner, 1989). Tanto la
falta de conducta gobernada por reglas, como el
exceso de esta, han sido proposiciones tendientes
a explicar la depresión.
21
LA FALTA DE CONDUCTA GOBERNADA POR
REGLAS. Reigler Baer (1989) nos explican el
desarrollo normal que sigue la conducta gobernada
por reglas. En su manera de ver, en un principio
el niño aprende a responder ante las
instrucciones de sus padres, para que sea
obediente. Estas instrucciones verbales sirven
como estímulos discriminativos que señalan
consecuencias para el niño, que provienen tanto
de la situación directamente, como indirectamente
mediante contingencias colaterales implantadas
por los padres (Cerutti, 1989). Después de
múltiples experiencias en el entrenamiento para
ser obediente, el niño desarrolla una obediencia
generalizada. Cuando ocurre esto, el niño empieza
a generar sus propias reglas e instrucciones,
imitando las reglas que recibió modeladas por los
adultos. Adicionalmente, el niño empieza a
discriminar su conducta y la de otros, respecto
a las consecuencias que reciben. Por ejemplo, el
jiño puede decir Si le pego a mi hermano, mi
mamá me castigará.
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El uso de las auto-instrucciones ahora puede
generalizarse a situaciones nuevas. Goldiamond
(1976) parte del desarrollo de la conducta
gobernada por reglas, al considerarla como la
base del auto-control. Así, una persona que falla
en su desarrollo de conducta gobernada por reglas
y auto-instrucciones generalizadas, puede verse
controlado por contingencias inmediatas, a costo
de visualizar las cosas a largo plazo y tomar en
cuenta recompensas demoradas. Este modelo de
conducta gobernada por reglas predice que los
individuos deprimidos, pueden tener problemas
para supervisarse ellos mismos, para formular sus
propias reglas en situaciones específicas y
debilidad por las recompensas inmediatas, en
detrimento de las de largo plazo. Por ejemplo,
una persona puede deprimirse por seguir
vinculándose (repetitivamente) con parejas
inapropiadas. Disfruta al principio de su
conversación, pero cuando las cosas se ponen
serias, la pareja se muestra problemática y la
relación acaba por terminarse.
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Así es pues, que este modelo sugiere que las
personas relativamente normales pueden volverse
depresivas, si frecuentemente se encuentran en
situaciones donde no están seguras de obtener
lo que desean y en caso de hacerlo tienen que
esperar mucho tiempo para ello. De acuerdo con
esta forma de ver, Rehm (1979, 1989) ha
presentado considerable evidencia para sustentar
la noción de que los déficits en la conducta
gobernada por reglas se presenta en muchos
individuos deprimidos y ha desarrollado un
programa de auto-manejo terapéutico encaminado a
mejorar la auto-supervisión, la auto-evaluación y
la auto-recompensa (Rehm Rokke, 1988).
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LA EVITACIÓN EXPERENCIAL Y LA CONDUCTA GOBERNADA
POR REGLAS EXCESÍVAMENTE. Un enfoque
alternativo propone que la depresión
(y otras psicopatologías) pueden resultar de
el exceso de conducta gobernada por reglas. Hayes
et al (1999) señala que las reglas que conducen a
la evitación experencial son particularmente
nocivas. La evitación experencial se ha descrito
como la indisposición para permanecer en contacto
con experiencias privadas (pensamientos,
sentimientos, recuerdos), tratando de escapar de
ellas, aún cuando en este intento se hagan daño
(Blackledge, 2003 Hayes, Wilson, Gifford,
Follette y Strosahl, 1996). Hay evidencia
experimental de que la evitación experencial es
un componente importante de muchos síndromes
clínicos (Hayes et al, 1996).
25
  • Hayes, Strsahl Wilson (1999) nos dan algunas
    razones de porqué ocurre la evitación
    experencial.
  • Si se refuerza la evitación de eventos negativos
    públicos, la conducta se puede generalizar hacia
    los eventos privados negativos.
  • La evitación experencial, por sí misma, puede
    estar sujeta a un reforzamiento negativo a corto
    plazo (por escaparse o evitar la situación
    aversiva), no obstante, ya que muchos eventos
    privados son elicitados, la evitación no sirve, a
    menos que se restrinja la estimulación ambiental.
  • La evitación experencial es modelada y reforzada
    por los agentes socializantes encargados de la
    crianza infantil (ejemplo los niños grandes no
    lloran).
  • La evitación experencial puede ser el resultado
    directo de un proceso natural del lenguaje, como
    lo describe la teoría de los marcos relacionales .

26
Así, el seguir reglas en exceso puede llevarnos a
repertorios conductuales ineficientes, que sean
insensibles a las contingencias cambiantes. En un
estudio, McAuliffe, Barnes-Holmes Barnes-Holmes
(2004), examinaron la sensibilidad de
adolescentes deprimidos ante los cambios de
contingencias que hacían inefectiva a una regla
previamente establecida. Los resultados indicaron
que cuando la regla no era reforzada mas, los
adolescentes deprimidos seguían esta misma regla
por más tiempo que los sujetos
no-deprimidos.
27
Hay que notar que esta teoría da posibilidades de
considerar la privación de reforzamiento por
mediación verbal. Por ejemplo, una persona
deprimida que viva su vida bajo el mantra para
tener éxito en mi vida, debo controlar mis
emociones, estará bajo el control verbal de una
regla de evitación experencial. Esta persona
podrá tener éxito a corto plazo evitando sus
emociones negativas, pero en el largo plazo caerá
en la depresión. De acuerdo con Hayes et al
(1999), muchos eventos privados negativos están
condicionados clásicamente, por lo que los
intentos por controlarlos verbalmente no tendrán
éxito. Más aún, los eventos nocivos se harán más
perniciosos.
28
REFERENCIA Kanfer, J. W., Cautilli, J. D.,
Busch, A. M. y Baruch, D. E. (2005) Toward a
Comprehensive Functional Analysis of Depressive
Behavior Five Enviromental Factors and a
Possible Sixth and Seventh. The
Behavior Aanalyst Today, Vol. 6, Num. 1
29
  • En caso de citar este documento por favor utiliza
    la siguiente referencia  
  • Vargas-Mendoza, J. E. (2009) Depresión modelos
    conductuales. México Asociación Oaxaqueña de
    Psicología A.C. En http//www.conductitlan.net/
    depresion_modelos_conductuales.ppt
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