Toradas

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Toradas
Pocos espectáculos son capazes de exponer tan
visible lo que hay de más obscuro en nuestra
esencia, una manifestación humana capaz de
colocar el hombre en contacto con suyo íntimo más
torvo y abissal...
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Canción Titoli Intérprete Enio Morriconi Fotos
Internet, Rildo Silveira Texto Rildo
Silveira Traducción Rildo Silveira

• Rildo Silveira

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Las arenas de toros todavía son muy comúns en la
España, Méjico y algunos países del colonización
española, donde essos espectáculos atraen
multitudes.   La torada es describida como un
combate leal entre Hombre y toro, pero en la
realidad el toro no tiene ninguna oportunidad en
esta lucha desigual. 
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Los toros son animales de manada. Suya entrada,
solo en un recinto barullento y desconocido, es
demasiado estressante y asustador para el animal.
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En general, los toros son "preparados" para la
corrida, tenendo la punta de los cuernos
aserrados, recibiendo tranquilizantes o mismo
gotas irritantes em los ojos, lo que los
dificulta los movimientos y la visión.
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En las corridas a la pie, el toro es en regla
"picado", o sea, un individuo a la cavallo se ha
ido picar el dorso de el toro con una lanza
grande y afilada, lo causando heridas fondas y
graves hemorragias.
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El acto de picar no solo enflaquece el toro con
la pierda de sangre, pero también impiede que
esto levante la cabeza, pues los músculos heridos
de el cuello hay a tornar tal movimiento mui
doloroso.
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Es con lo toro en essa condición lastimable, que
el "bravo" matador entra en la arena. Espetará
bandarillas em la área ya herida por el picador,
haciendo cada movimiento de el toro casi
imposible, debido la dolor. La capa es roja para
esconder el sangre, no para incitar el toro, que
no mira colores...
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Después de suya participación de un toro casi
moribundo debido a la pierda de sangre, llega al
momento tan esperado de la muerte.
El matador mata el toro enfilando una
espada larga y delgada entre las espaldas de el
toro, atinando el corazón.
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Mientras, casi ningún tiene la precisión
necesaria, acabando el toro siendo repetidas
vezes apuñalado, hasta caer em el suelo en
agonía. Por regla general, los toros mueren
ahogados en suyo propio sangre, pues las
apuñaladas perforan los pulmónes.
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Con el toro aún vivo, un pequeño puñal ha servido
para cortar la medula espinhal, paralizando el
para que el rabo y orejas sean cortadas y
atribuidas al matador por la suya
bravura. Termina entonces, el espectáculo de
cobardia y bestialidad de los humanos.
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