Amilamia

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Amilamia
2
Yo sé que habitas las cuevas que sólo el viento
visita en las noches azules con ojos grandes de
plenilunio, Amilamia.
3
Esas cuevas tan sagradas que son propiedad
exclusiva casi, casi, del alma, Amilamia, cuando
acariciada por la brisa te entregas a la libre
inspiración de tatuar un poema al lucero del
alba, entre susurros callados de duendes y
hadas y un diluvio de sueños en flor, Amilamia.
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Sé que del conjuro concitado en las cuevas del
deseo, desde Zugarramurdi, en Navarra, al más
recóndito rincón euskaldún de Guipúzcoa o Álava
nacen, Amilamia, el mito, la noche, y el sueño,
como trenzas de amor que serpean por la espalda
virgen de la estrella polar para peinar rizos de
esmalte en la calva luminosa de la luna.
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Eres rito, genio, duende, bruja, y musa
sonámbula, Amilamia, en la noche mitológica de
los tiempos, que te paseas en poemas, haikus,
libros, de escritores y poetas que requiebran
pensamientos en euskera y otras
lenguas inspirados a tu vera.
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Sigue inspirando, te pido, sueños a mis amigos,
los poetas, Amilamia, para que sigan
deleitando a quienes los lean con el misterio
hondo del saber infuso del poema, por si acaso y
también, en la luna ya tuvieran
internet. Juan Manuel del Río
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AMILAMIA    Yo sé que habitas las cuevas que
sólo el viento visita en las noches azules con
ojos grandes de plenilunio, Amilamia.   Esas
cuevas tan sagradas que son propiedad
exclusiva, casi, casi, del alma, Amilamia,
cuando acariciada por la brisa te entregas a la
libre inspiración de tatuar un poema al lucero
del alba, entre susurros callados de duendes y
hadas y un diluvio de sueños en
flor, Amilamia. Sé que del conjuro concitado
en las cuevas del deseo, desde Zugarramurdi, en
Navarra, al más recóndito rincón euskaldún de
Guipúzcoa o Álava nacen, Amilamia, el mito, la
noche, y el sueño,
como trenzas de amor que serpean por la espalda
virgen de la estrella polar para peinar rizos
de esmalte en la calva luminosa de la luna.
Eres rito, genio, duende, bruja, y musa
sonámbula, Amilamia, en la noche mitológica de
los tiempos, que te paseas en poemas, haikus,
libros, de escritores y poetas que requiebran
pensamientos en euskera y otras
lenguas inspirados a tu vera.   Sigue
inspirando, te pido, sueños a mis amigos, los
poetas, Amilamia, para que sigan deleitando a
quienes los lean con el misterio hondo del
saber infuso del poema, por si acaso y
también, en la luna ya tuvieran internet. Juan
Manuel del Río