El papel del laicado en el presente y futuro de las instituciones educativas de la Compaa de Jess - PowerPoint PPT Presentation

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El papel del laicado en el presente y futuro de las instituciones educativas de la Compaa de Jess

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Preponderantemente ex alumnos del Diplomado en Gesti n Directiva de Instituciones Educativas de la Compa a o de cursos semejantes (P. Ej. ... – PowerPoint PPT presentation

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Title: El papel del laicado en el presente y futuro de las instituciones educativas de la Compaa de Jess


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El papel del laicado en el presente y futuro de
las instituciones educativas de la Compañía de
Jesús
  • David Fernández, S. J.

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LA PROBLEMÁTICA
  • El tema se ha discutido varias veces en las
    reuniones de jesuitas que trabajan en
    universidades y ocasionalmente con los rectores
    de las obras educativas de manera adicional, el
    tema ha sido evaluado en el Diplomado en Gestión
    Directiva de Instituciones Educativas de la
    Compañía de Jesús, en sus tres ediciones. Los
    principales rasgos que se han anotado sobre la
    situación actual que guarda la relación entre
    laicos y jesuitas son los siguientes

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  • Hay una mayor conciencia de la problemática, y se
    ha estado dando pasos hacia una mayor
    colaboración horizontal entre los laicos y los
    jesuitas. Las situaciones, sin embargo, son
    distintas en cada una de las obras.
  • Una constante es que suele haber problemas para
    vernos unos y otros como iguales y como parte de
    un mismo cuerpo apostólico. Las mayores
    dificultades que se arguyen son la falta
    formación religiosa en los laicos el desinterés
    eclesial en que el laico se prepare
    teológicamente la dificultad que experimentamos
    los jesuitas para dejarlos organizarse
    autónomamente, y el sentimiento de los laicos de
    que no pueden actuar sin jesuitas.
    Consecuentemente los laicos se sienten excluidos
    por nosotros de las decisiones centrales que
    atañen a su trabajo. El proceso de relación e
    integración ha sido complicado.

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  • El modo ordinario de relación entre laicos y
    jesuitas es de subordinación. Este modo es
    fomentado por los jesuitas, y los laicos muchas
    veces lo requieren y promueven. Es una forma de
    eludir o resolver más fácilmente los conflictos
    dentro de la institución.
  • Cuando existe una relación cercana de los
    jesuitas con algunos laicos, es más bien en el
    tono del padrinazgo o de la constitución de un
    grupo de interés dentro de la institución. Hay
    quejas recurrentes de que los jesuitas con
    puestos directivos discuten y confieren sólo con
    un pequeño grupo de amigos.

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  • Constatamos también que hay laicos y laicas mejor
    preparados que los jesuitas para ocupar
    determinados puestos. Y aunque los jesuitas
    planteamos teóricamente que son esos laicos y
    laicas los que deben ocupar los puestos
    señalados, a la hora de la hora nos cuesta
    trabajo asumirlos como jefes y subordinarnos a
    ellos.
  • Hasta ahora, el modo predominante de incidencia
    en la conducción e inspiración de la Compañía en
    las universidades y colegios es a través de los
    jesuitas.
  • Hasta ahora han egresado alrededor de 130
    funcionarios de nuestras instituciones educativas
    del Diplomado en Gestión Directiva, que incluye
    la experiencia de Ejercicios Espirituales de ocho
    días. Estos egresados esperan participar en el
    cuerpo apostólico de la Compañía de Jesús, con la
    responsabilidad de inspirar, animar y dirigir las
    obras de la Provincia en el sector educativo.

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  • Los laicos y laicas que han sido formados como
    directivos ignacianos han corrido distinta
    suerte, dependiendo del rector en turno, a saber
  • Han sido promovidos individualmente a puestos de
    responsabilidad.
  • Han sido dispersados y mirados con desconfianza.
  • Mantienen su actuación como grupo organizado con
    capacidad de propuesta. En este caso, es
    frecuente que algún jesuita los acompañe.
  • Han sido ignorados.
  • Con todo, ninguno de los grupos egresados planea,
    reflexiona, conspira establemente con el rector o
    con el equipo de jesuitas.

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ALGUNAS REFLEXIONES
  • El papel no exclusivo- que los jesuitas hemos de
    jugar en las instituciones educativas es
    fundamentalmente de inspiración y animación de la
    obra. De alguna forma, asumimos también la
    dirección del proyecto educativo y su vinculación
    con los planes provinciales (esto no coincide
    necesariamente con la dirección formal de la
    obra). Por esto, cada equipo jesuita debe
    discernir dónde ubicarse y el aporte que ha de
    dar. Nuestra misión incluye también la formación
    de los laicos y laicas, y el trabajo cercano con
    ellos. Una tarea jesuita específica es la de
    fortalecer el equipo de laicos que pueda ir
    compartiendo también la tarea de inspiración,
    animación y dirección de la obra. Jesuitas y no
    jesuitas tenemos la misma responsabilidad, y la
    compartimos. El jesuita, por tanto, debe ocupar
    el puesto para el que sea apto, sin argüir su
    condición de religioso para ocupar puestos de
    responsabilidad o de gobierno.

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  • De cualquier manera, el equipo jesuita debe ser,
    hasta el momento, el principal promotor de las
    iniciativas de la Provincia y del Sistema
    Educativo los Campos Estratégicos de Acción, el
    Proyecto Educativo Común, la Pedagogía Ignaciana,
    etc.
  • Como colectivo jesuita tenemos una tarea propia
    realizar la misión del servicio de la fe y la
    promoción de la justicia, en diálogo cultural e
    interreligioso.
  • Nos toca igualmente hacer acompañamiento de
    profesores, directores, patronos, etc. La
    cercanía del jesuita, el contacto directo con la
    comunidad educativa es estratégico. Hemos de
    ayudar a que los trabajadores vean a la
    institución educativa como un lugar en el que se
    concreta la vocación y misión cristiana.

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  • Requerimos que se nos vea trabajando como equipo
    jesuita que mantiene viva la misión y la recrea
    continuamente.
  • Tal vez, los jesuitas deberíamos tener presencia
    en el momento de la contratación de las personas
    o en el espíritu que la anima no basta que un
    académico o universitario sea capaz
    profesionalmente, sino que debe tener un perfil
    compatible con lo ignaciano.
  • En nuestras reflexiones debemos tomar en cuenta
    que también hay una disminución de la vocación
    laical dada la secularización del país y el
    mundo.

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RETOS QUE PERCIBIMOS
  • La idea de crear un Cuerpo Apostólico Ignaciano
    demanda una nueva institucionalidad que, a su
    vez, requiere de un nuevo pensamiento.
  • Este nuevo pensamiento ha de superar la tentación
    de hacer una identificación facilona entre lo
    negativo y los jesuitas, por un lado, y lo
    positivo y lo laical, por otro, o viceversa.
  • Requerimos no laicizarnos. Tampoco conviene que
    los laicos se jesuiticen o clericalicen.
    Acercarnos unos y otros no supone renunciar a lo
    que somos, deseamos y aportamos.

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  • Existe la necesidad urgente de formación tanto a
    los laicos como a los jesuitas para la
    colaboración, así como una actitud dialogante.
    Para los jesuitas esta formación ha de darse
    formal e informalmente.
  • Debería haber algo así como un manual que
    contenga los mecanismos que se tienen que
    garantizar para asegurar la conducción e
    identidad jesuita de nuestras universidades y
    colegios, que nos permita optimizar nuestras
    fuerzas y compartir las responsabilidades con los
    laicos. (P. Ej. que haya uno o dos jesuitas en el
    equipo operativo de gobierno dar más peso a la
    pastoral en la universidad, con una concepción
    amplia de ella atender pastoralmente a patronos
    y dirigentes universitarios, etc.)

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  • Necesitamos establecer criterios de selección y
    contratación del personal, conforme a un perfil
    de afinidad básico.
  • Requerimos profundizar en lo que es la Pedagogía
    Ignaciana, formarnos en el tema y formar en ella
    a los académicos.

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  • Es prioritario fortalecer la formación ignaciana
    del personal, tanto de planta como de asignatura.
    Para ello
  • Ayudaría que hubiera más tandas de ejercicios
    interinstitucionales.
  • Se requieren programas institucionales
    permanentes de formación de los docentes, y la
    asignación de presupuesto para ello.
  • Nuestras capacidades de formación se
    multiplicarían si actuamos corporativamente como
    Sistema Educativo Jesuita.
  • Conviene utilizar distintas herramientas y
    niveles lo electrónico y lo presencial la masa
    y los cuadros, etc.

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  • Convendría pensar en la creación de un
    voluntariado laico educativo.
  • El reto y la responsabilidad de los laicos al ser
    parte del cuerpo apostólico ignaciano será asumir
    el compromiso de realizar la misión jesuita en el
    ejercicio del proyecto personal y desde su propio
    ámbito de acción, por pequeño que sea.
  • El reto para los jesuitas será identificar y
    acompañar de manera adecuada a los grupos de
    laicos que sean capaces de asumir este apostolado
    como parte de su proyecto de vida.

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LA PROPUESTA
  • Principio y Horizonte
  • El PEC
  • La identidad el cuerpo apostólico
  • La organización concreta

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1.- Principio y Horizonte de Nuestra Misión en
América Latina.
  • En los próximos cinco años quisiéramos poder
    contemplar el inicio y desarrollo de varios
    procesos que nos ayuden a responder a los
    desafíos que el mundo actual y en particular
    América Latina presentan para nuestra misión
  • 1) La emergencia de un nuevo cuerpo apostólico,
    formado por jesuitas, laicos/as y religiosos/as
    que, inspirados y animados por un mismo espíritu
    y sentido de misión, a través de centros, redes u
    otras instituciones, se coloquen al servicio de
    la Iglesia y de la transformación de la sociedad.

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  • Animados por una experiencia espiritual capaz de
    integrar toda la persona y de integrarla en la
    realidad, que tenga en cuenta el tipo de persona
    que somos, que recupere la ascesis como
    disponibilidad para Dios y la mística como unión
    con el Dios de Jesús que se ha arriesgado en
    nuestra historia.
  • Desarrollando una pedagogía espiritual, que ayude
    a las personas, según su estado de vida, a
    avanzar en la radicalidad del servicio, ganando
    progresivamente en libertad y en disponibilidad
    para la misión.
  • Colaborando en la misión evangelizadora de la
    Iglesia, integrados en las Iglesias locales y sus
    planes pastorales y participando activamente en
    las diversas organizaciones eclesiales y de la
    vida religiosa.

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2. - El marco del PEC.
  • La visión compartida ser en un futuro próximo un
    nuevo cuerpo apostólico (jesuitas, laicos,
    laicas, sacerdotes, religiosos y religiosas)
  • Con una misión común.
  • Que encarna las prioridades apostólicas de la
    Compañía de Jesús.
  • Es coherente con la espiritualidad y la pedagogía
    ignaciana.
  • Promueve la fe y la justicia, en diálogo
    intercultural e interreligioso.
  • Contribuye a crear una nueva sociedad, con
    dignidad para todos y sin pobreza.

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3.- La identidad del nuevo sujeto apostólico.
(Klein)
  • A) La educación como misión.
  • Somos y nos sentimos enviados por Dios para
    anunciar la Buena Nueva, por medio de la
    educación.
  • Vivimos nuestro trabajo educativo como enviados a
    transformar mentes y corazones. Es un apostolado,
    un ministerio. Aunque haya muchos actores
    educativos, nos distinguimos por los fines que
    sostenemos y por los medios que utilizamos para
    conseguirlos.

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  • B) La misión como salvación y plenificación de
    las personas y de la sociedad.
  • Hay una tensión dialéctica y complementaria entre
    plenificarse a sí mismo y a los demás.
  • La misión salvífica consiste en
  • El servicio de la fe y la promoción de la
    justicia.
  • La promoción de una nueva cultura.
  • El diálogo interreligioso.
  • A favor de modelos económicos centrados en la
    persona.
  • Una educación en valores.

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  • C) La educación que ofrecemos.
  • Es formación integral.
  • Es personalizadora.
  • Alienta el sentido crítico y un posicionamiento
    ético.

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  • D) Nuestra diferencia.
  • Lo ignaciano y su contenido teológico y
    antropológico.
  • Somos contraculturales. Transformadores.
  • La misión se realiza en comunidad educativa.
    Todos somos agentes y beneficiarios.
  • Desde una opción preferencial por los pobres.

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  • E) Actores y recursos.
  • Laboramos en obras en todos los niveles y
    modalidades educativas.
  • La Compañía de Jesús actúa como propietaria o
    administradora.
  • En alianza, laicos, laicas y jesuitas no sólo
    como profesionales, sino como colaboradores de la
    misión común. Corresponsables de la obra de su
    subsistencia, su dirección y su inspiración.

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  • Hay, pues, una nueva visión, un nuevo modelo de
    concebir la responsabilidad apostólica, y un
    nuevo modo de situarnos en las obras educativas.
  • Nos une una experiencia de Dios, en los
    Ejercicios Espirituales. En ellos, obtenemos,
    entre otros, cuatro frutos
  • Una visión integrada y compleja de la realidad y
    sus relaciones (Dios, yo, los otros, el mundo...)
  • La experiencia de una pedagogía personalizada.
  • Una orientación respetuosa y libradora para la
    vida.
  • La conciencia de una misión en el mundo de hoy.

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  • F) La relación con otras fuerzas.
  • Con otros sectores y apostolados jesuitas.
  • Con redes apostólicas educativas Ausjal, Flacsi,
    FIFyA, etc.
  • Con organismos afines.
  • Se trata de establecer una acción apostólica
    global para un mundo globalizado.

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4.- La Organización del Cuerpo.
  • Anotaciones previas
  • La concepción paulina. Epístola primera a los
    Corintios (1Cor. 12, 12). Todos iguales, con
    distintas responsabilidades, incluso
    jerárquicamente organizados.
  • La necesidad dialéctica entre institución y
    carisma. El carisma sin institución, se pierde.
    La institución sin carisma es un cadáver.
    Necesitamos institucionalizar nuestra inspiración
    y carisma. Pero el cuerpo no es para sí mismo,
    sino para la misión.

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Constituir núcleos (nodos) del Cuerpo Apostólico
Ignaciano en cada centro de trabajo.
  • Integrados por laicos y jesuitas.
  • Preponderantemente ex alumnos del Diplomado en
    Gestión Directiva de Instituciones Educativas de
    la Compañía o de cursos semejantes (P. Ej.
    Pilares Educativos de la Compañía de Jesús, de
    Carlos Vásquez).
  • Que hayan tenido la experiencia de los Ejercicios
    Espirituales.
  • Cuyo centro es el apostolado, es decir, la
    concreta misión educativa en una obra jesuita
    particular, y no la sola espiritualidad (a
    diferencia de las CVX y de la RAI)
  • Con autonomía operativa, pero dependencia general
    del Asistente del Sector.
  • Con un animador o animadora y un (a) secretario
    (a) que lleva una memoria de la historia del
    grupo y de sus decisiones.
  • Con reuniones quincenales o, al menos, mensuales.
  • Con una metodología de discernimiento apostólico
    ignaciano contexto experiencias de acción
    educativa mociones reflexión colectiva
    decisión de propuestas y de líneas de acción
    evaluación.

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  • Presupone que cada integrante atiende su vida
    espiritual oración cotidiana, discernimiento
    personal, espacios para compartir (CVX, CEBs,
    RAI, otros)
  • Con reuniones semestrales con el rector para
    reflexionar juntos sobre la situación, la
    dirección y la inspiración de la obra.
  • Con capacidad de tomar iniciativas de
    interlocución con las autoridades formales del
    centro educativo, en caso de urgencia.
  • Vinculado en red con los demás núcleos, para lo
    cual utiliza las TIC.

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Consideraciones adicionales
  • No se trata de actuar como grupos de presión al
    interior de las instituciones, sino como
    corresponsables solidarios, abiertos y leales.
  • No hay una membresía para siempre. Es miembro del
    Cuerpo Apostólico el que participe en él.
  • No hay beneficios personales promociones,
    salarios, influencia, impunidad, etc.
  • No existe ninguna garantía de que lo que se
    proponga o promueva sea asumido por las
    autoridades formales de la institución.
  • Son los rectores, asesorados por los miembros del
    CAI, los que seleccionan a quienes deben ser
    formados para sumarse posteriormente al CAI. En
    situaciones que lo ameriten, un rector puede
    también pedirle a algún participante del núcleo,
    que deje de participar.
  • Propuesta de nombre Cuerpo Educativo Ignaciano
    (CEI).

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