GENERAL JUAN MANUEL IGUARAN REITHER (1875-1950) - PowerPoint PPT Presentation

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GENERAL JUAN MANUEL IGUARAN REITHER (1875-1950)

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GENERAL JUAN MANUEL IGUARAN REITHER (1875-1950) El Combate DE CHIVOLO 16 de Mayo de 1900 FUENTE El Combate de Chivolo. Historia del Departamento del Magdalena y del ... – PowerPoint PPT presentation

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Title: GENERAL JUAN MANUEL IGUARAN REITHER (1875-1950)


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GENERALJUAN MANUEL IGUARAN REITHER(1875-1950)
  • El Combate DE CHIVOLO
  • 16 de Mayo de 1900

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FUENTE
  • El Combate de Chivolo. Historia del Departamento
    del Magdalena y del Territorio de la Guajira
  • Desde el año de 1895 hasta el de 1963. Santa
    Marta, Departamento del Magdalena. Por Tte.
    Crnl. José Maria Valdeblánquez. 1964-Editorial
    El Voto Nacional, Bogotá, D. E. Páginas 32 a
    37.
  • Colaboración y Agradecimiento A la Sra. Fanny
    Esther Silva Pérez Vda. de Palacio, por prestar y
    rescatar este Libro, que da luz en este suceso de
    nuestra Historia.

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Mayo de 1900
  • El General Manjarrés, que no sólo impartía
    órdenes sino que se movilizaba frecuentemente en
    la práctica de operaciones militares, había
    visitado muchas de las poblaciones ribereñas del
    Magdalena, plagadas de revolucionarios. De ahí
    que se cantase popularmente la siguiente
    tonadilla
  • Manjarrés se pase
  • de la Ciénaga al Piñón
  • se la pasa en la batea
  • alegrando el corazón.
  • Dispuso él que el Batallón Padilla, al
    mando del Coronel Juan Manuel Iguarán, se
    trasladase de Riohacha a Santa Marta y luego al
    Piñón, con escala en Barranquilla. Acantonado en
    el Piñón, fue provisto de todos los elementos
    indispensables para el desempeño de las difíciles
    tareas que se le habían encomendado. Del Piñón
    fue trasladado a Cerro de San Antonio y a
    Remolino.

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  • Un suceso imprevisto determinó por orden
    del General Manjarrés que las tropas de Remolino
    salieran a la montaña. Estás, en número de
    doscientos cincuenta, fueron aumentadas con
    ciento cincuenta unidades del Escuadrón Ocaña,
    comandado por el General Ramón Álvarez, el manco
    (le faltaba un brazo) y sus hermanos los
    Coroneles Cupertino y Gerardino. El suceso
    consistió en que las bestias de nuestra columna
    que en número de cincuenta, se mantenían pastando
    n un potrero de Remolino, distante a dos
    kilómetros del poblado, fueron robadas por una
    guerrilla revolucionaria, después de un tiroteo,
    que termino con la rendición de la decena de
    soldados que custodiaban. La guerrilla cargó con
    las bestias y con los prisioneros, ocurrencia que
    tuvo lugar el 3 de mayo de 1900.
  • El General Manjarrés se trasladó a
    Remolino, donde formo el plan de persecución y
    ataque al enemigo, no sin antes dotar a nuestras
    tropas de bagajes y demás elementos de campaña.
    Como jefe de la expedición nombro al General
    Álvarez y como subjefe al Coronel Iguarán.
  • El día 8 partimos de Remolino, llevando
    de compañeros a algunos prisioneros liberales,
    entre estos, al doctor José Antonio Llanos,
    medico que estaba recién llegado de Alemania y
    quien en todo el recorrido, fue tratado con las
    mayores consideraciones.
  • Iba como capellán el presbítero Juan
    Cañas, quien, a la vez, nos sirvió de baquiano.

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  • En cuanto a táctica y estrategia, sólo
    empleábamos la aconsejada por el instinto natural
    o la recomendada por nuestros abuelos siglos
    atrás. En la marcha nocturna la descubierta a
    gritos sonoros indicaba que se presentaba el
    obstáculo, con la consabida frase ramo a la
    derecha, ramo a la izquierda, alto la
    cabeza, con cuidado, rifle en balanza.
  • Anhelantes de medir el valor y la heroica
    decisión de triunfar, pasábamos las noches de
    turbio en turbio y los días de claro en claro.
    Nuestras alforjas de noveles combatientes
    llevaban apenas lo indispensable para aplacar el
    hambre y saciar la sed canicular. Como sedante
    del rigor del sol nos servia la panela y el café,
    tradicionales alimentos nuestros, pero para
    prepararlo, a falta de vasijas metálicas,
    recurríamos de ordinario a la costumbre indígena
    de hacer fogón u hogar con pedazos de leña seca,
    y luego recalentando un pedazo de hierro se
    introducía varias veces a la bebida, puesta en
    totumas hasta lograr la ebullición completa.
  • La carne era para los combatientes artículo
    de lujo y recordamos asombrados que después de
    varios días de marcha encontramos una res en
    buenas condiciones amarrada a un poste. No
    teníamos a mano con qué sacrificarla y entonces
    uno de nuestros soldados con otro pedazo de
    hierro, improvisado de cuchillo, resolvió
    cortarle las carnes del rabo al animal sin que
    hubiese muerto, y era de escucharse el bramido
    continuado con que atronaba el ambiente, cada vez
    que de su cuerpo se sacaban las lonjas para
    mitigar el hambre que nos devoraba.

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  • Y habiendo llegado nosotros al paraje Punta
    de Piedra, como a la una de la tarde del día 16,
    el espionaje avisó que nuestros perseguidos se
    encontraban en la población de Chivolo,
    protegidos con trincheras, señal de que allí se
    disponían a pelear.
  • Reunidos en conferencia, nuestros jefes
    Álvarez, Iguarán, Tomás Roca, Pedro y Camilo
    Laborde, dispusieron el plan de ataque y
    proseguimos el camino, tomando el Batallón
    Padilla la vanguardia.
  • Desde Remolino se sabía que los jefes
    rebeldes que dirigían las operaciones en esa
    región eran los Generales José Francisco Socarrás
    y Wenceslao Miranda y los Coroneles Joaquín
    Miranda, Vercelay Angarita, Víctor y Juan Antonio
    Gómez. Pero ellos, por razones estratégicas se
    disgregaron, y los dos primeros Generales no se
    encontraban en Chivolo.
  • Yendo a la cabeza el Padre Cañas,
    demostrando un valor excepcional, siendo las
    cinco de la tarde, la primera Compañía del
    Batallón Padilla, divisó en la lejanía de un
    potrero, las bestias que nos habían arrebatado,
    lo que indicaba que estábamos en las goteras de
    Chivolo. Minutos después nos rompieron los
    fuegos, los cuales fueron contestados
    cerradamente y empezó la pelea.
  • A la entrada del pueblo, nuestras tropas
    estaban en condiciones de inferioridad, porque en
    tanto nosotros disparábamos yendo al descubierto,
    los revolucionarios repelían los fuegos,
    protegidos por las trincheras, colocadas en el
    barrio de la Popa. Sólo a las siete de la noche,
    logramos desalojar a los que dominaban ese
    barrio, pero al precio de muchísimas bajas, por
    muertos y heridos.

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  • Seguíamos combatiendo contra el fuerte
    atrincherado del barrio llamado Pelamáiz. Los
    jefes Álvarez e Iguarán concertaron un ataque
    decisivo contra ese fuerte, en la siguiente
    forma Manteniendo el fuego nutrido desde el
    frente del barrio de la Popa, a la vez que
    bajando a la hondonada, llamada La Zanja, por
    un lado dos compañías del Batallón Padilla y
    por el otro, el Escuadrón Ocaña sorprendieran
    con sendos ataques a la derecha e izquierda a
    Pelamaíz combinación que dio excelente
    resultado, porque debido a la oscuridad de la
    noche lluviosa los atacados no vinieron a darse
    cuenta de que estaban cogidos a dos fuegos, sino
    cuando estos estallaron, a quemarropa, pudiera
    decirse.
  • Sin embargo, no fue empresa fácil rendir
    esa fortaleza, porque los rebeldes se esforzaron
    por defenderla con prodigios de valor. De allí
    salían gritos vivando al Coronel Miranda, lo que
    nos dio la tónica de que era este Coronel el jefe
    de los revolucionarios.
  • Si estos tuvieron muchas bajas, las
    nuestras no fueron menores. Cinco horas duró la
    refriega, reñida siempre y fatal para nosotros
    desde su comienzo hasta que nuestras últimas
    arremetidas de las ocho de la noche en adelante
    nos facilitaron el dominio de la inexpugnable
    posición. Este combate fue una verdadera
    carnicería, pues de parte y parte se luchó con
    bravura. Supimos mucho tiempo después que quedó
    flotando en el ambiente, la leyenda de que los
    godos había repartido tanto machete, que ni el
    Niño Dios de Chivolo, escapó ser de las victimas
    leyenda un tanto mortificante, pero que por
    fortuna no pasó de tal.
  • El Batallón Padilla fue sacrificado con
    la pérdida de valiosas unidades, entre las cuales
    se contaba la del Capitán Julio Zúñiga, valiente
    como el que más y que fue justamente lamentada.

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  • Chivolo, la primera acción de armas librada en
    territorio de nuestro departamento fue mi
    bautismo de sangre, que me granjeó otra presilla
    militar. Al Coronel Iguarán le cupo el honor de
    rendir el parte de batalla y al que hace estos
    apuntes, le tocó la honra de haber contribuido a
    la redacción de ese pasaje militar.
  • Allí nuestro copartidario don Antonio
    María Barros (el cojo) de los acaudalados de la
    región, nos colmo de atenciones.
  • El 18 muy temprano, regresaron nuestras tropas,
    camino del gran río, llegando primero al puerto
    de Santa Martica, donde encontramos que fondeaba
    un vapor con soldados y comestibles que venían en
    nuestro refuerzo, por disposición de nuestro jefe
    militar General Manjarrés.
  • Terminado el combate, nos ocupamos en la
    tarea de atender a los heridos de parte y parte y
    de enterrar a los muertos, muchos de los cuales
    fueron incinerados.
  • Al día siguiente (17), de la cima de
    Pelamaíz se divisó una tropa que venia en
    dirección a Chivolo. Las cornetas dieron la voz
    de alarma y nos aprestamos a un nuevo combate
    pero transcurrieron algunos cuartos de hora sin
    que esa tropa se aproximara, hasta que la
    perdimos de vista. Se supo que procedía de Plato
    al mando del General Socarrás, quien, sin duda al
    enterarse del desastre de Chivolo, optó por
    retornar al lugar de procedencia.

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  • Es de destacarse que en combate de Chivolo tomó
    parte un escuadrón libre de venezolanos
    meritorios, desterrados por el Presidente
    Cipriano Castro, entre los cuales recuerdo a
    Serapio Rincón, Eliseo Márquez, José Pérez, José
    Quintero, Gustavo quintero, Regulo Inciarte,
    Crisanto Báez, y en honor a la verdad, todos y
    cada uno de ellos emularon en heroísmo y sangre
    fría.
  • El triunfo de Chivolo, le granjeó a
    Iguarán los soles del Generalato, anunciado en
    Barranquilla, de viva voz desde los balcones del
    Palacio de Gobierno, por el Gobernador y Jefe
    civil y Militar del departamento de Bolívar,
    doctor José Manuel Goenaga.
  • Al hablar de la batalla de Chivolo, estimo
    oportuno enunciar brevemente la situación
    topográfica y económica de tal sitio, enclavado
    en los términos municipales de Santa Cruz de
    Tenerife, donde otrora vencieran a los tercios
    españoles Hermógenes Maza y José María Córdoba.
  • Chivolo tiene una conformación geológica
    de lo que en provincialismo costeño se denomina
    terreno quebrado o de loma. Rico en ganadería y
    ubérrimo en el bálsamo de Tolú, en sus montañas
    hoy deslumbradas y cubiertas de pastos, la
    auténtica riqueza de dicho sector es proverbial y
    constituye un emporio.

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FAMILIAIGUARAN LABORDE
  • Cortesía de la Familia Angulo Linero
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